sábado, 22 de octubre de 2011

89 %


La docente del curso (1er trimestre con 89% de desaprobados) es una chica jovencita. Y dice:

- De arriba siempre te piden que cambies la nota
- ¿Y ahora resulta que no puedo poner aplazos?
- Les doy tarea
- Explico en clase, y que estudien en su casa
- No somos los docentes los que debemos cuestionarnos
- No traen los materiales, no se esfuerzan, no hacen la tarea... Si ellos no estudian, yo no puedo hacer nada

La supervisora se exaspera cuando ve las notas. Y (como si hubiera escuchado los argumentos de la docente) dice: 

- Yo no te pido que cambie la nota.
- Con esas notas, los perdí de por vida... Yo hago un acuerdo: si le va un 2, le dejo un 4.
- Sabemos que, fuera de la escuela, no podemos contar con que lo hagan.
- Tenemos que reconocer que los tengo que poner a estudiar adentro del aula.
- Es un replanteo que varios docentes deben hacerse.
- Tenemos que trabajar hacia adentro de la institución. Dejemos de poner las tintas sobre los chicos que no estudian.

- Si faltar el respeto a tu trabajo, te pregunto: ¿Qué creés que es ser docente? 

jueves, 20 de octubre de 2011

Absorbés con tu pelo
nuestras mañanas grises

y nos pintás
con palabras de justos
rojos, verdes y amarillos

voz: δρακων

sábado, 15 de octubre de 2011

una torre

El que compró alumno, recibirá torre;
el que compró torre, recibirá alumno.

De costado y sin mirarme, anuncia su nombre:
- Soy Torres. Pablo Torres.
Con el golpe de la indiferencia, expone el desafecto y la costumbre.
Acepta la escritura pero no hay caso: 
no hay huella, sentido o cercanía que narrar.  

Ante mí, una torre
remota y displicente
de apenas 25 años.
¿Qué príncipe se oculta? ¿qué héroe ilusionado?
¿guerrero herido o poeta temerario?
¿Qué ladrillos levantaron los cimientos?
¿En qué tiempos comenzaron los encierros?
(al niño Torres ¿lo atrapaban en la escuela?
al joven Torres ¿lo cercaba el desamor?)

Ante mí, una torre
intrincada y entrañable 
que me invita.
Tan próxima está que busco palas, armo picos,
catapultas de palabras recobradas
imagino cercanías, parecidos,
mecanismos que derriben las paredes, escaleras, las sospechas. 
 
Atalaya de los sueños:
fijá un hito que señale dónde descubrir la calle, la tierra, el mar.
Dulces 25:
arrasás la indiferencia con tus ojos de ver más.

sábado, 8 de octubre de 2011

3. Indómitos

Educadores. Apuntes para pensar el oficio en contextos de encierro

 

indómito, ta (adj): 1.No domado / 2.Que no se puede o no se deja domar /

  3. Difícil de dominar o someter. Aplícase al animal, al carácter, a la tierra.

Y por qué no, también, a algunos compañeros.

Después de publicar el libro El corral de la infancia, Graciela Montes escribió otro con un título mucho más esperanzador: La frontera indómita, en donde reflexiona acerca del arte y la creatividad como herramientas de cambio, de transformación. La "frontera" a la que hace referencia es el espacio de la ficción, del juego y de la creatividad, una zona con reglas propias (distintas a las de la realidad) que nos permite vivir por un rato en una existencia diferente y nos posibilita el retorno a la cotidianidad de una manera nueva. Algunos hechos culturales como ciertas prácticas educativas nos alejan de la domesticación, nos despabilan y nos conceden el ensanchamiento de esa frontera.

Siempre habla de la lectura, de la literatura, pero en verdad está hablando de una concepción determinada de la educación. Hay un artículo que publicó el Ministerio de Nación hace un par de años, "La gran ocasión", en donde explícitamente remarca la función que tiene la escuela en la promoción de la lectura y la imaginación. La escuela no puede ni debe desentenderse de la responsabilidad que tiene en la formación de lectores, es decir (siguiendo la línea de pensamiento que propone), en la formación de sujetos críticos, que cuestionen su historia. Los maestros no estamos para transmitir contenidos prefabricados ni para dejar todo como está. "Un maestro con un horizonte más amplio, con intereses y curiosidades más amplias, va a ser un mejor maestro y, además, va a encontrar su lugar, un lugar de importancia, en esta sociedad. Un maestro "automático", funcional, sin preguntas ni perplejidades, sin lecturas, no va a poder ocupa ese lugar. Su voz va a resultar chata, sin resonancias". Tenemos definitivamente que asumir que nuestro rol es el de acompañar a otros en la construcción de sus propios saberes, de su mirada de mundo, en la re-creación de la historia.



Nunca un lector (nunca un estudiante) es pasivo. Los docentes debemos dar la ocasión de que esta forma de aprender a aprender fluya en nuestras aulas; no es una propuesta que podemos o no tomar, no es una opción: es nuestra responsabilidad: "que la escuela se asuma como la gran ocasión para que todos los que vivimos en este país –cualquiera sea nuestra edad, nuestra condición, nuestra circunstancia…– lleguemos a ser lectores plenos, poderosos. La lectura no es algo de lo que la escuela pueda desentenderse". Si no la asumimos, lo único que hacemos es continuar poniendo ladrillos a una escuela (primaria o media, da igual) cada vez más alejada de los verdaderos protagonistas del hecho educativo. Hablar de inclusión no es "aprobar a todos" (como sostienen los retrógrados o pesimistas de siempre) sino garantizar un espacio de construcción colectiva y circulación democrática de la palabra, propiciar un clima de respeto y creatividad, de reflexión y debate. ¿Qué persona, alumno, profesor o estudiante puede resistirse a ello? Tal vez seamos pocos, pero tenemos miles de anécdotas que nos certifican.


Graciela Montes es una excelente escritora de literatura infantil puesta, en estos casos, a teorizar sobre el cruce entre literatura y escuela. Otros escritores, tan modernos ellos, suelen alejarse de la institución educativa, reniegan de ella, la critican (muchas veces con razón) esgrimiendo que censura la creatividad, reproduce discursos vacíos y ahuyenta a los alumnos. Graciela Montes, en cambio, sí critica la escuela, pero también elige apostar a ella, porque entiende que la escuela está viva. Y que no hay otra forma de enseñar que no sea construyendo aprendizajes significativos.


Tuve y tengo la suerte de compartir escuela con compañeros maravillosos, indóciles a la mediocridad, indoblegables frente a lo instituido y entrañablemente ingobernables. Docentes que no solamente aceptan el desafío de ampliar fronteras (propias, ajenas) sino que me demuestran, día a día, que la transformación es posible.  



sábado, 1 de octubre de 2011

Vuelos


VOLAR

Yo los vi venir
desde el cielo hacia aquí
Yo los vi llegar
desde lo inmenso hasta mí

Y cuando brillaron
cuando flotaron, 
comprendí: 

que pueden volar
y pueden soñar más alto
que pueden jugar
y pueden saltar tan alto...
tan alto como el sol

Los gardelitos