No manejamos nosotras sino que hay una fuerza que nos lleva. Es como en el tren fantasma: la expectación, la ansiedad, la sorpresa.
Pero voy en subte. En un estación nos avisan "no va más". Nos bajamos para hacer combinación, aunque ya es imposible continuar con el recorrido.
Dejo mis bolsos a un costado, sobre un mostrador. Esos objetos y yo pasamos por detectores de metales.
¿Dónde voy?
Busco en los bolsillos. No tengo ningún plano ni papel ni dirección que señale un lugar preciso.
Caigo en la cuenta de que no conocía el lugar de arribo. Tenía solamente un viaje y confiaba en que esa travesía me llevaría a destino.
Pero de golpe el viaje se corta.
Y ahora el desconcierto o el fastidio de no saber a dónde ir.
ni boleto, ni pase, cospel o SUBE para que pinte el siguiente... vértigo...
ResponderEliminarCésar