palabras ciertas de unas clases de Lengua en un par de escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires
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lunes, 2 de abril de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
despedida de contextos de encierro
Siempre es difícil elegir palabras para una despedida. Sasturain empieza Manual de perdedores así:
"Podría comenzar este relato diciendo que uno no puede jubilarse de lo que ama. Ya sea una mujer que nos hipotecó la adolescencia, un líder que nos ganó la vida o una camiseta con el color de la victoria. O mejor: nadie puede jubilarse de los sueños sin enloquecer".
¿Acaso puedo separarme, de un día para el otro, de aquello que durante estos últimos años fue para mí: trabajo, dulzura y alimento?
Soy una convencida de que las ideas y los afectos que circulan por la escuela no se terminan con un ciclo lectivo. Es más, pienso que siguen creciendo. Quizás de otra manera o desde otros lugares, pero crecen y se hacen cada vez más fuertes.
Me gusta dar clases en contextos de encierro. Me voy del Cens de Devoto porque tengo la necesidad de estar y trabajar en proyectos nuevos, más confiables y más amables, en los que pueda creer y crecer, a los que pueda alimentar.
Las pasiones en las que creía cuando empecé la tarea en ese lugar son las mismas que me encienden hoy:
- la literatura como un discurso creador de mundos nuevos
- la mirada crítica del mundo que nos rodea, el inconformismo frente a lo que está mal o podría ser mejor, el rechazo de la injusticia, la mediocridad y la hipocresía
- la lucha por los derechos de las personas.
- la profunda convicción de que el trabajo en educación se construye junto a seres libres y creativos (de quienes aprendo TANTO siempre)
- la alegría como método de aprendizaje y de cambio: la alegría frente a la derrota, la confusión o la desesperanza... ¡siempre la alegría!
Si pude, en este tiempo en el que fui profesora de Lengua en el Cens 24, compartir o despertar en otros algunas de estas pasiones, en verdad me siento reconfortada. Ojalá pueda reactualizar estos fuegos en cada lugar donde trabaje.
Me sostienen mis ideas y las vivencias que me llevo de este lugar. Puro desafío. Puro aprendizaje.
Encontré seres humanos maravillosos, compañeros y alumnos admirables, capaces de luchar por lo que creen justo y necesario. Agradezco tanta generosidad.
Sepan disculpar el tono y las cursilerías...
Mejor poner cuerpo y alma en lo que va a venir:
Un abrazo para siempre.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Amor técnico (poema esdrújulo)
Descubrí que yo en el amor
no soy matemático no tengo brújula.
Desde que te conocí
ya no soy cómico
no soy estratégico
tampoco héroe.
Tu fiel sentimiento
a resistirte es táctico,
fantástico y pacífico.
Pero esto es símbolo
de levantarme
todos los días
en conquistarte.
Es la rutina
de la no rutina
lo que hace hermoso eso
y sobre todo
las noches
que te conquisto.
Transimaco
martes, 20 de diciembre de 2011
Vocativos
En la cárcel, "rocho" no solamente explica la causa, también es vocativo que hasta connota afecto. Hay valentía, reconocimiento de una condición que enorgullece cuando se pronuncia. En este sentido, sinónimos de "rocho" son "rancho" y "ñeri".
"Hacer rancho" con alguien es compartir comida, tele, estadía en el penal. A veces es sinónimo de compañero: "te presento a Juan, es mi rancho". Y de ahí pasó a usarse como vocativo, casi como señal de afecto o reconocimiento: "¿Qué hacés, rancho? ¿Cómo te fue en el juicio?".
De todas, la que más me gusta es "ñeri". Intuyo que es un apócope del diminutivo de "compañero"... hay tanta ternura ahí.
"Hacer rancho" con alguien es compartir comida, tele, estadía en el penal. A veces es sinónimo de compañero: "te presento a Juan, es mi rancho". Y de ahí pasó a usarse como vocativo, casi como señal de afecto o reconocimiento: "¿Qué hacés, rancho? ¿Cómo te fue en el juicio?".
De todas, la que más me gusta es "ñeri". Intuyo que es un apócope del diminutivo de "compañero"... hay tanta ternura ahí.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Minúscula certeza
"porque estamos de paso en esto nuestro"
Al fin y al cabo y después de todo,
a pesar de todo y antes que nada,
a lo mejor, tal vez, quizás, probablemente
acaso
de no ser por vos,
yo me muriese inadvertido.
Horus
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Correspondencias
¿Vio su felicidad, sus ganas?
No me diga que no, porque se le nota.
Bueno, esa misma adrenalina es la que yo siento cuando voy de caño.
(el oriental)
sangre
poca
pobre
tonta
sangre
cara
sucia
tonta
sangre
lenta
fácil
tonta
sangre
quieta
dura
tonta
sangre
sangre
sangre va
lamiendo va la sangre
para el viento
y va la sangre
para suavemente al tiempo
y va sintiendo
el pensamiento
chupa sangre
toma sangre
ama sangre
buena sangre
sin pecado
sangre
sin aliado
sangre
robótica sangre
musical sangre
matemática sangre
Los Visitantes
sábado, 12 de noviembre de 2011
Reglas
Guayasamín |
Veo que no estás:
no en los sueños
ni en mis labios
ni tu aroma en mi cuerpo.
Toso y es invierno.
Un olor imperceptible
me detiene
como el eucalipto
en mi infancia.
Las flores venenosas
como vos
envenenan cada vez
más, que les hacen
el amor.
Yo sigo fiel
a mis 2 reglas:
“Los primeros contratos
se firman en la cama”
y “a las mujeres
hay que buscarlas
por el arte
no por el orto”.
Por ello
te elegí:
por mi sabor
dulce
clamando por vos
aún en invierno.
Transimaco
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Manifiesto
Nosotros,
los marihuaneros de toda la República Argentina, les declaramos la guerra a todas las otras drogas no permitidas, que son las que crean adicciones.
Porque
ellas destruyen nuestra salud,
flaquean nuestras mentes,
destruyen sueños
y, lo más importante,
nos matan de la peor manera:
la sobredosis.
Nosotros estamos hoy reunidos
no para hacer una apología del delito sino
para
fumarnos un par de fasos, reírnos, conversar y bajonearnos algo rico.
A.M.A.
(Asociación Marihuaneros Argentinos)
Algunos de los textos trabajados en clase durante el 2011:
Manifiesto político en contra de los días en que no te veo, de Humberto Costantini
y Manifiesto, un género entre la política y el arte, de Mangone y Warley
martes, 8 de noviembre de 2011
Manifiesto a favor de la Comunicación Libre
¿Quién dice que no podemos usar celular en lugares de encierro? ¿Quién dice que tienen derecho a cercenar la comunicación con nuestros seres queridos? ¿Por qué ellos no pueden comunicarse con nosotros en el momento que deseen y a la hora que lo deseen? ¿Por qué no podemos tener un celular registrado a nuestro nombre y, de esa manera, hacernos responsables de las comunicaciones que establecemos?
Sí a la comunicación libre y a tener un celular MOVISTAR para cada interno.
Con MOVISTAR es más económico estar cerca de nuestros seres queridos.
Así serán más llevaderos nuestros días de encierro.
¡Unámonos y exijamos ese beneficio!
MOVISTAR
(Movimiento Organizados de Vínculos de Internos Sindicalizados para Telecomunicaciones Argentinas de Reos)
(2011 - voz que escribe: Santiago Querido)
Uno de los textos trabajados en clase: Manifiesto de la UCM (Unión de Conquistadores de Mujeres) de AXE
jueves, 20 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
una torre
El que compró alumno, recibirá torre;
el que compró torre, recibirá alumno.
el que compró torre, recibirá alumno.
- Soy Torres. Pablo Torres.
Con el golpe de la indiferencia, expone el desafecto y la costumbre.
Acepta la escritura pero no hay caso:
no hay huella, sentido o cercanía que narrar.
no hay huella, sentido o cercanía que narrar.
Ante mí, una torre
remota y displicente
de apenas 25 años.
¿Qué príncipe se oculta? ¿qué héroe ilusionado?
¿guerrero herido o poeta temerario?
¿Qué ladrillos levantaron los cimientos?
¿En qué tiempos comenzaron los encierros?
(al niño Torres ¿lo atrapaban en la escuela?
al joven Torres ¿lo cercaba el desamor?)
Ante mí, una torre
intrincada y entrañable
que me invita.
Tan próxima está que busco palas, armo picos,
catapultas de palabras recobradas
imagino cercanías, parecidos,
mecanismos que derriben las paredes, escaleras, las sospechas.
Atalaya de los sueños:
fijá un hito que señale dónde descubrir la calle, la tierra, el mar.
Dulces 25:
arrasás la indiferencia con tus ojos de ver más.
sábado, 1 de octubre de 2011
Vuelos
VOLAR
Yo los vi venir
desde el cielo hacia aquí
desde el cielo hacia aquí
Yo los vi llegar
desde lo inmenso hasta mí
Y cuando brillaron
cuando flotaron,
comprendí:
que pueden volar
y pueden soñar más alto
que pueden jugar
y pueden saltar tan alto...
tan alto como el sol
y pueden saltar tan alto...
tan alto como el sol
Los gardelitos
sábado, 24 de septiembre de 2011
2. docentes
Educadores. Apuntes para pensar el oficio en contextos de encierro
¿Existe un “perfil” docente determinado en ECE? ¿Qué se espera de un educador que trabaja en una penitenciaría? ¿Qué características, propuestas o modalidad debe perseguir la tarea docente en estos contextos? ¿Hay formas, estilos o metodologías específicas que propician un mejoramiento educativo en estos lugares?
Estas son las preguntas sobre las cuales giran las siguientes líneas, no tanto como un problema a resolver sino más bien como una cuestión a problematizar. Es decir, antes que un muestrario de recetas, la intención es indagar sobre las prácticas y modalidades docentes a fin de generar nuevas preguntas que permitan desacralizar acciones de enseñanza fosilizadas, instituidas, y promover prácticas desestructurantes.
Pensar la educación como derecho implica reconocer al otro como un sujeto de derechos inalienables y sostener una concepción de educación que abarca tanto a los alumnos como a los mismos docentes. Un “buen” docente no será quien (como sostiene el pensamiento más tradicional) transmita correctamente lo que sabe, sino aquel que crea las condiciones propicias para que el conocimiento se construya colectivamente.
Desde esta visión, el saber no está en posesión de uno solo (el maestro sabelotodo); por el contrario, el rol del educador es el de poner en cuestión el conocimiento, de modo tal que él mismo también aparece cuestionado (el docente pregunta sobre el mundo y, al mismo tiempo, se pregunta sobre sus representaciones, sus saberes, sus propias ideas naturalizadas).
Si entendemos prioritario aceptar ese desafío, la escuela debe necesariamente proponer prácticas que redunden en la construcción colectiva del conocimiento, la circulación democrática de la palabra, la revinculación de los alumnos con el sistema educativo (del cual fueron, cada uno a su tiempo, excluidos) e incluso la instauración de nuevas subjetividades: “la educación es el intento de activar un lugar, una falla, un pliegue donde la posibilidad de subjetivación sea todavía ilegible” (Badiou, citado por Duschatzky – Correa). Aceptar este desafío significa destinar tiempos y espacios institucionales que garanticen la concreción de estos actos. Y esto supone combatir a través de prácticas concretas los discursos pesimistas y desalentadores que cotidianamente aparecen en las salas de maestros: “la resistencia es la expresión del desacople entre las representaciones viejas y las situaciones actuales que no se dejan nombrar por esas representaciones. La resistencia es un obstáculo porque impide que una subjetividad se altere para poder enunciarse en las nuevas condiciones” (Duschatzky – Correa).
Algunos aspectos a tener en cuenta al momento de proponer prácticas docentes en ECE
Resulta interesante diferenciar la clase tradicional del taller. Simplificando un tanto los conceptos, podemos decir que la clase está pensada como algo ya hecho, elaborado por el docente (que es el portador del saber), en donde el conocimiento que se pone en juego está cerrado y fue fijado de antemano; la concepción del alumno es coherente con las diversas definiciones etimológicas de la palabra: “alimentado” (el que recibe pasivamente el alimento de quien se lo provee) o “sin luz” (oscuro, opaco, incapaz de generar por sí mismo claridad). La forma más recurrente que adopta la clase tradicional es la de la exposición, en la que la única respuesta que cuadra es la de la escucha atenta de los oyentes, por lo cual participación y movimiento de los alumnos están reducidos al mínimo.
Por el contrario, un taller se presenta como un espacio de y en construcción permanente. Esto no significa que no haya tema o planificación de actividades sino que hay un reajuste continuo a partir de la participación de los presentes. El educador cumple un rol de coordinador de las acciones prescriptas y de valedor de los saberes de los alumnos. “La nueva autoridad cultural se construye en tanto los docentes se posicionan como valedores de los saberes, herencias y aprendizajes que se ponen en circulación en el aula chica o en el aula ampliada de la institución” (Gagliano). A través de preguntas, lecturas o debates se promueve la comunicación, la reflexión y el intercambio. Es en ese intersticio entre lo que sé y lo que saben los demás, entre los saberes previos y los nuevos, en donde se construye el conocimiento. Para pensar, planificar y coordinar un taller el docente debe portar una actitud que, por un lado, aleje las distancias tradicionales entre profesor-alumno y, por el otro, le permita estar receptivo a las palabras y pensamientos de sus alumnos.
- Sobre los contenidos:
No hay verdadero aprendizaje si no es significativo. Aunque esta máxima vale para cualquier tipo de institución educativa, cobra especial importancia en las escuelas en contextos de encierro. Tengamos en cuenta que el trabajo se lleva a cabo con alumnos que fueron desplazados del sistema y que, por lo tanto, cuentan con un fracaso con el cual se hace imprescindible trabajar. Uno de los “contenidos” a abordar será, entonces, el de aprender a aprender, interrogarse acerca del sentido de la educación, resignificar discursos y prácticas escolares, no para perpetuar moralinas del tipo “voy a la escuela para ser alguien en la vida” sino para ponerlas en cuestión, desacralizarlas, jugar con ellas y, en definitiva, transformarlas.
- Clima de trabajo:
¿Puede un grupo educativo que busca la participación y propiciar la imaginación trabajar en un clima de frustración y desconfianza? Definitivamente no: “el enemigo de la educación es la idea de lo definitivo, de la determinación, de la impotencia, de la irreversibilidad” (Duschatzky – Correa). Si reconocemos al otro como sujeto, con su historia y su cultura, en toda su capacidad de análisis, debemos favorecer un ambiente de trabajo basado en la confianza, la reflexión crítica y la alegría. “El modelo de autoridad ya no sirve para pensar qué tipo de sostén requieren los vínculos de aprendizaje en la fluidez. Algunos sugieren pensar la nueva autoridad bajo el régimen de la confianza (…). La autoridad se instituye y se transfiere, la confianza no (…) la confianza se genera en el sostén que ofrecen los proyectos, en la consistencia de propuestas”. (Corea – Lewkowicz)
La tarea de los educadores no se agota en el “trabajo de aula” sino que abarca, también, una revisión permanente de su propia práctica y una mirada crítica a la institución que lo alberga. En este sentido, es indispensable pensar en nuevas formas de enseñar que impliquen un verdadero trabajo en equipo, en el que las reflexiones se desarrollen de manera interdisciplinaria. La implementación, por ejemplo, de parejas pedagógicas permite a los docentes una mirada más amplia de todos los momentos del proceso de enseñanza aprendizaje: planificación en conjunto, puesta marcha del acto educativo con un otro que observa y acompaña el proceso, y evaluación posterior tendiente a reajustar aquello que deba ser modificado.
- Sobre la evaluación:
Pensar una nueva forma de dar clases y de posicionarnos como docentes en las escuelas en contextos de encierro supone interrogarnos también sobre las viejas prácticas evaluativas que la institución escolar ha venido sosteniendo como forma de control de los conocimientos adquiridos: el examen escrito, el interrogatorio oral, la nota, el promedio. Aunque esto implica un debate que nos excede, podríamos en principio tener como parámetro no solo la evaluación continua y personalizada del proceso sino también la posibilidad de la autoevaluación o la evaluación de los pares, a quienes se los reconoce en tanto otros que también construyen subjetividad. “La educación que incorpora el cambio y la novedad se instituye en la interdependencia que el trabajo docente hace devenir inter-independencias enriquecedoras del conjunto y de cada sujeto (…) la escuela tiene el compromiso de desbaratar la semejanza, la igualdad entendida como homogeneidad. Todo contrato pedagógico rigurosa se asienta en considerar a mi semejante como un diverso”. (Gagliano)
miércoles, 17 de agosto de 2011
bueyes
ENTRE BUEYES NO HAY CORNADAS =
Frase hecha, bien de campo, que nos anticipa que entre personas allegadas, colegas, familiares, compañeros o que presenten algún tipo de afinidad, no debería haber malas acciones ni actitudes perjudiciales. La expresión señala que entre amigos no cabe la traición, cosa que bien sabemos no es aplicable a todos los casos. Deriva de la tarea que realizan los bueyes juntos, especialmente cuando tiran de carros, pues nunca usan sus cuernos para lastimarse entre ellos.
Tenía un dolor que me moría. Hablé con los guardias, con el enfermero, con los médicos. Sabía que los remedios estaban pero "se perdían" en el camino, nunca llegaban hasta nosotros. Por eso los denuncié ante el jefe. Pero... usted sabe como es esto: entre bueyes no hay cornadas.
El jefe me llamó, me ofreció un asiento y un café. Me dijo:
- Somos como una familia: y si alguien se mete con algún miembro de mi familia, como te imaginarás, lo elimino.
- Perfecto, capellán. Ahora entendí perfectamente.
Nadie antes me había hablado con tanta claridad.
Pensé en mí. Pensé en mi esposa. Pensé en mi hija. No sé en qué orden.
Le di la mano. Mientras me levantaba, me dijo:
- Muy bien, Gutiérrez. Veo que nos entendemos.
No exactamente, pensé. Pensé: él sólo entiendo lo que quiere entender.
Yo sí entiendo: el doble esfuerzo de entender sus razones y las mías. Él no. El razonamiento es herramienta de los derrotados. Los poderosos sólo actúan, ejercen su dominio.
Caminé 20 metros, crucé 3 rejas, subí 50 escalones.
Cuando llegué, un médico me esperaba para explicarme las ventajas del klosidol y del b-12.
jueves, 16 de junio de 2011
Voces que aciertan
Opciones, decisiones, sueños… ¿Qué pasa cuando dentro de lo correcto no encontramos lo que deseamos? ¿Qué pasa cuando lo que deseamos no coincide con el tiempo que tenemos?
TACHÁ LO QUE NO CORRESPONDA
Un amigo hermano padre anciano vecino sintió gritó exhaló corrió miró mató bautizó creó deslumbró vislumbró con su corazón piano luz agua mirada perfume un día de lluvia sol abril con muchos rayos árboles espectros malditos compañeros tiros. En esos tiempos todo era muy gigante hermoso espantoso brillante sofocante paulatino sensual aterciopelado cruel suave monótono y su pecho corazón bote planta mapa sillón ojo reloj caja cajón nudo figura se llenó de odio sonrisas emoción miedo incertidumbre libertad sangre dolor sensaciones amor juventud frío en el mismo instante en el que se maquillaba dormía burlaba snetaba convertía caía moría olvidaba enamoraba encantaba maravillaba para después ser eternamente de piedra madera bronce caramelo goma seda miel besos abrazos concreto yeso mentira.
Como un dardo,
voz de: Alma de día
voz de: Alma de día
martes, 24 de mayo de 2011
Liliputienses
Íbamos saliendo algunos profes cuando en mitad del pasillo los penitenciarios nos corrieron bruscamente a un costado porque venían 4 o 5 internos llevando dentro de una manta a un compañero.
-No se asusten -nos tranquilizaba un guardia-, no hay sangre, así que no se corta el tránsito.
La profe que estaba a mi lado y yo quedamos mudas; supongo que antes que decir cualquier boludez, mejor cerrar al boca. Pero igual todos nos preguntábamos qué tendría el que iba en la manta. Hacía un esfuerzo por pensar pero me costaba horrores: cuando algo rompe la rutina en ese lugar, casi nunca son buenas las noticias.
- Debe haber sufrido una lipotimia-, ensayó un compañero.
La palabra "lipotimia" me sonó a "liliputiense" y, pronunciada ahí adentro, parecía tan ajena como un insulto o un invento.
(¿Por una lipotimia dejan a los presos transitar pasillos a las corridas, cargando a un compañero,abiertas las rejas con premura?)
- Por ahí está golpeado-, corrigió otra compañera.
- Pero el celador dijo que no hay sangre, así que quizás...- y recordé que temprano un alumno me había hablado de sus espantosos ataques de asma.
(Si no hay sangre ¿es menos grave?)
- ¿Pudiste ver quién iba en la manta?-, preguntaron.
- No.
(Si no es alumno ¿duele menos?)
Lo cierto es que al otro día nos enteramos que sí era un alumno quien iba en la manta y eso porque había tenido la mala idea de sufrir un pre-infarto.
(¿Cuál es la sorpresa si una cárcel no hace más que alimentarse de pena y encierro?)
"Lipotimia" es, dentro de la cárcel, una palabra foránea, extravagante, y no sólo por su sonoridad: nadie en ese lugar puede darse el lujo de perder momentáneamente el sentido, porque el lapso de tiempo que dure el desvarío puede decidir la suerte o la muerte.
¿En qué otros casos la lengua es la de un extraño? Se me ocurren dos ejemplos:
¿En qué otros casos la lengua es la de un extraño? Se me ocurren dos ejemplos:
- ajeno es el lenguaje escolar en la jerga de la penitenciaría (¿llamar "alumno" a un reo? ¿"calificación" que no implique premio o castigo? ¿y qué es eso del lenguaje no verbal que apuesta a la confianza o la sonrisa?)
- intruso es el lenguaje de los adolescente en las aulas de las escuelas de afuera ("hablan como si fueran una cloaca", "tienen un vocabulario muy básico")
(¿En qué idioma hablamos los docentes?: ¿Qué decimos o callamos con las palabras que elegimos?)
domingo, 22 de mayo de 2011
Sueño Nº 2
En la sala de profesores (que es larguísima, espaciosa y blanca) reina un ambiente de tensión, algo incomoda. Somos varios profes (entre los que hay rostros de personas ajenas a ese ámbito, como Mariana, una ex compañera de la secundaria) pero la coordinadora no está.
Discutimos con frases cortas y sin poder llegar a ninguna conclusión porque no hay comunicación posible. Los demás hablan hasta que en un momento propongo una reunión: tenemos que hablar con la jefa, perdirle una reunión en la que esas diferencias de criterios o miradas se expongan claramente.
Y entonces, la más rubia de las personas de voz perversamente afilada, dice:
- Yo no creo que eso sea conveniente. Solamente va a traer más problemas. La discusión, la violencia nunca llevan a buen puerto.
No se devuelve con un golpe semejante estocada, así que no hablo sobre las distintas clases de violencia ni digo que es una mala persona. ¿Mejor me quedo en silencio?: es que está al lado mío... no puedo no contestar.
- Pero no es así...
- ¿Qué buscás? ¿Querés que escuchemos lo que cada uno piensa del otro?
- ¿Y por qué no? Yo creo que sí sirve. Saber qué piensan otros de mí sí me sirve, incluso si es algo que no gusta. No sé si para cambiarlo pero sí al menos para intentar callarlo o mediatizarlo delante de las personas a quienes fastidia.
Mi compañera de secundaria, sentada frente a mí, asiente. Ese leve movimiento de cabeza es un posicionamiento (algo extraño en ella) pero no me sorprende: aunque ingenua y superficial como siempre, me conoció hace 20 años, y elige de esa manera aprobar no tanto mis palabras sino la certeza de que soy la misma, reconocerme en la insistencia. Eso me alegra. Y me reconforta saber que finalmente en el trabajo habíamos tomado una decisión.
Al rato la incomodidad vuelve: ¿quién le avisa a la coordinadora que otros decidimos una reunión? Parece que las de Lengua somos las candidatas: la Checa, Brisa, yo... De pie, el Loco merodea con una media sonrisa que va de la perturbación a la duda, y ensaya casi sin mirarme:
- Quizás fue un poco apresurado...
Siento que empiezo a arrepentirme. Casi acostada en una silla, lo miro al Negro, que está serio, y quiero adivinar lo que piensa: del trabajo, de cada uno, de cómo seguir. Me mira y quiero intuir que estamos de acuerdo, pero no dice nada.
Me despierto, tal vez a la espera de palabras que me cubran o fortalezcan.
Me despierto, tal vez a la espera de palabras que me cubran o fortalezcan.
miércoles, 27 de abril de 2011
1. Ver para creer
Educadores. Apuntes para pensar el oficio en contextos de encierro
Más de una vez quienes trabajamos como educadores en contextos de encierro nos hemos encontrado con personas que se llenan de curiosidad en cuanto se enteran de qué va nuestra tarea. Prende el interés, surgen preguntas y hasta es fácil que rápidamente se encienda el debate. ¿Qué los conmueve? Quizás corroborar aquello que han escuchado (las mil y una historias que circulan sobre la cárcel) o tal vez conocer aunque sea de oídas algo relacionado con el mundo del delito (las causas, el lenguaje, las penas) o el simple gusto por acercarse a aquello que no se ve (¿qué pasa ahí adentro? ¿qué cosas castiga la sociedad con el encierro?), porque la cárcel es percibida como un lugar de reclusión pero también de ocultamiento. Por eso preguntan, porque quieren saber. Y cuando hablamos de nuestra tarea, las reacciones que se suscitan son bien distintas: desde los que ven en la educación un beneficio (“tus alumnitos están mejor que en la escuela de mis hijos”) hasta los que ingenuamente creen que es un espacio ideal (“¡Qué lindo trabajar ahí! Es mi sueño”).
¿Y nosotros, los docentes, qué pensamos de nuestra tarea?
Nuestro trabajo nos enfrenta a una de las mayores injusticias de la justicia: que no todos somos iguales ante la ley. No significa esto que quienes no trabajen en una cárcel no lo sepan (incluso muchos quizás ya hayamos reflexionado sobre estas cosas antes de comenzar nuestra labor aquí). Pero lo cierto es que el contexto (el encierro) de algún modo nos obliga a los educadores a ver porque todos los días la realidad se instala innegable ante nuestros ojos, y lo hace con tanta contundencia que nuevos interrogantes interpelan nuestro hacer. Vemos la realidad, la analizamos, establecemos relaciones, trazamos correspondencias, cuestionamos a otros y nos cuestionamos, desconfiamos de recetas fáciles y explicaciones parciales, nos preguntamos cómo y aceptamos el desafío porque de eso se trata este oficio: una apuesta a la transformación.
- que nuestros alumnos atravesaron otros fracasos, además del educativo;
- que casi todos son pobres o vienen de familias económicamente inestables;
- que hay una relación obvia entre pobreza y marginalidad, y una relación estrecha entre pobreza y delito.
Repasemos esta última proposición: la relación entre pobreza y delito ¿significa que una implica necesariamente al otro, de modo que pobreza y delito son iguales? No. Rechazamos la frase “la peligrosidad de los pobres” (y su variante formulada en carácter de probabilidad: “los pobres son potencialmente peligrosos”) por ser científicamente errónea y moralmente aberrante. La “mirada genética” que hurga en el mapa de ADN para dar con el fragmento cromosómico que lleve el cartelito de “delincuencia” es determinista. La “mirada social” que explica conductas individuales como reflejo directo de lo económico o lo social también es determinista, sobre todo cuando presenta las acciones humanas como “inevitables” y termina naturalizando el status quo (“¿Y qué querés..? En ese barrio, ¿cómo iba salir ese chico”). Ambos posicionamientos ofrecen una visión parcial y nos alejan de respuestas que contemplen la complejidad del asunto.
Advertimos que hay relación entre pobreza y delito, pero los docentes no caemos en el engaño. Por eso elegimos preguntarnos:
- ¿A qué se llama delito?: ¿a un acto violatorio de la ley? ¿o sólo al hecho que la justicia califica como tal? (Al respecto, reproduzco la frase que apareció en una pintada del barrio de Flores: “Macri es delito”... para pensar, no?). Por eso es que quizás resulte necesario reformular esa relación: la correspondencia no es tanto entre delito y pobreza sino más bien entre cárcel y pobreza.
- Que la mayoría de los presos sean pobres ¿significa que la mayoría de los pobres son delincuentes? Como ya se expuso en el párrafo anterior, no es esa la línea de pensamiento que nos congrega. Más bien elegimos alejarnos de posturas reduccionistas y preguntarnos si acaso, en la vida de los excluidos, no serán la delincuencia y el castigo un número más en la interminable lista de derechos vulnerados.
- Roba quien a punta de pistola se lleva una cartera, un auto o los cincuenta mil para una operación... ¿Por qué tener un empleado en negro no es visto como un robo? ¿Qué sustracción es más violenta, descarada, sistemática? Convengamos en que, según la ley, tanto uno como otro la transgreden, ¿pero van los dos a la cárcel? No, porque la adjudicación del castigo es parcial pero además la significación que socialmente se le da al delincuente configura un ideal, un modelo que incluye sin dudar al pibe chorro y deja afuera a quienes llevan a cabo, por ejemplo, delitos financieros o económicos.
Ver significa, en su primera acepción, percibir con los ojos aquello que tenemos enfrente. Visualicemos un aula cualquiera (la más tradicional o la más desestructurada): un docente, un grupo de alumnos, bancos, libros, pizarrón... ¿Imaginan un educador que no vea? Es que inevitablemente la realidad está frente a él, en los errores o en los aciertos de los alumnos, en las preguntas, en los silencios. Los docentes necesitamos ver lo que pasa a nuestro alrededor porque esa es la medida de la continuidad de la clase o la posibilidad de los reajustes (y, en último término, del éxito o el fracaso del oficio).
Por supuesto que hay formas y formas de ver... Un caso: como quien sentado cómodamente en el sillón, ve televisión (el control en la mano y la realidad mediatizada). Pero otro caso es el de quienes no estamos cómodos. Somos parte de esa clase de gente que no mira pasivamente lo que acontece a su alrededor, porque creemos que eso que vemos, nos pasa a todos. En las siguientes acepciones de la palabra, ver es considerar, comprender, intentar, reunirse, recibir. La educación no es para nosotros las cuarenta horas cátedra o los cinco días a la semana frente a alumnos; es algo más: un desafío que nos atraviesa, un compromiso que nos empuja a las preguntas y a la búsqueda de caminos nuevos. Porque la concepción de aprendizaje va de la mano de una visión de mundo (la que nos fundamenta).
Por eso es que los docentes, a partir de lo que vemos, entendemos:
- que sobre todo se castigan los delitos contra la propiedad privada;
- que históricamente más se encarcela a los autores directos (el que tenía el cuchillo, cocinó los brownies con faso o robó la billetera) y no a los que dibujan o sostienen impunemente las redes que permiten el delito;
- que los medios reproducen ese esquema y lo amplifican hasta el hartazgo;
- que la sociedad se traga el embuste y lo repite acríticamente cuando reclama “tolerancia cero”, exige “más seguridad” y cuando inventa falacias del tipo “derechos humanos para el ciudadano común y no para el delincuente”.
Quizás resulte fundamental empezar a ver cada vez con mayor claridad algunas de estas cosas. Ver para creer: percibir al otro, interrogar al mundo que compartimos y nos colocó en lugares aparentemente tan distintos, cuestionar las creencias cristalizadas. Ver nuestro trabajo (pensarlo críticamente) para creer (para seguir creyendo) en lo que hacemos.
jueves, 7 de abril de 2011
El que todo lo sabe
- panóptico. Etimología: del griego πἄν, que deriva en el vocablo castellano todo y ὀπτικός, también del griego, que deriva en óptico (Corominas y Pascual, 1980). Significado: una óptica toda, un lugar desde donde todo se ve.
Este año hago de todo: estudio, trabajo... Porque yo no tengo conducta ni concepto, y sin eso uno acá no es nada y nada puede pedir.
Así que ahora estoy haciendo lo que 'la casa del Gran Hermano' quiere. Es que necesito esas calificaciones, porque de ellas voy a obtener beneficios... Después voy a tener que empezar a remarla con los puntos, y esa es la única forma de ser alguien en esta 'casa', vio.
- conducta: tendrá valor y efectos para determinar la frecuencia de las visitas, la participación en actividades recreativas y otras que los reglamentos establezcan (art. 103).
- concepto: servirá de base para la aplicación de la progresividad del régimen, el otorgamiento de salidas transitorias, semilibertad, libertad condicional, libertad asistida, conmutación de pena, e indulto (art. 104).
Tal como funciona el sistema de calificación dentro de una cárcel, el único criterio utilizado para poner notas de conducta y concepto es netamente subjetivo y depende exclusivamente del análisis que haga un miembro del Servicio Penitenciario Federal, basándose en un sistema de premios y castigos que no es controlado judicialmente.
- distopía. Utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. Se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia. Antiutopía.
Loquiyo no leyó a Foucault, ni a Orwell y en 1984 no tendría más de 10 años, pero sabe que la visión panóptica infiere en las acciones y en los cuerpos.
Sabe que el control llega a todos lados y en la cárcel se propaga como el olor y la miseria.
Sabe que las reglas las ponen otros, desde una torre, un juzgado o una pantalla de TV.
Sabe estas cosas porque las ve: todo el tiempo.
Sabe, además, que lo más parecido a la felicidad es lo contrario al presente.
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