lunes, 23 de agosto de 2010

(como) Empezar de nuevo

-->
Empiezo de nuevo:
hoy, lunes, empecé en el módulo nuevo.
Ni bestias salvajes ni salvajes unitarios.
Salvajemente solitarios, uno por uno, fui nombrándolos, pura individualidad, tan frente a mí, mesa blanquísima para reflejar cualquier franqueza, tan dulcemente cada nombre caía, desnudo, sobre las palabras: Castelli, el del pabellón tan políticamente incorrecto, con una sonrisa que no puede disimular su increíble alegría por estar, haciendo siempre, algo distinto, mirando nomás, hablando casi en otro idioma; Gastón, tez morena y ojos claros, deteniendo el tiempo cuando pinta la carátula de Lengua con el único marcador que había llevado... ¿quién más?: Abelardo, el más grande, puro hablar correcto, la voz de la experiencia, la sabiduría que dan los años; Hernán, al que todo raye se le hace carne en su relato infantil; Nico, el (único) que no perdió el nombre ni la sonrisa ni las ganas...
¿Qué me gustó?: que se me fuera tan ciertamente el miedo, que entrara tan rápidamente en confianza, que tan alegremente respondieran a mis chistes.... ¿qué más?: que quisieran colgar unos mapas “o algo así, para darle al espacio más onda de escuela”.
Leímos “El hijo de la maestra” y otra vez les encantó. Tengo que llevarlo a Incardona. Tengo que llevarlo. Tengo que llevarlo.

2 comentarios:

  1. Qué bueno lo que escribís. Siempre me conmueve que trabajes tanto, que mires tanto a tus alumnos, que los conozcas, que te despierten las ganas de empezar siempre.

    ResponderEliminar
  2. Es que ya no puede vivir sin ellos, no puede...

    ResponderEliminar